El aguacate criollo comprende diversas variedades del aguacate (Persea americana) originaria de México y otros países como Colombia. Se caracterizan por su forma alargada y su lisa piel, tan fina que se considera comestible, pues de otro modo cuesta de pelarla.¹​

A diferencia de otras variedades comerciales como el aguacate Hass, el criollo suele crecer de forma natural, sin ser híbrido ni injerto.¹​ Su estado de conservación es precario.

Su nombre científico es drymifolia, del griego Δρυμί drymí «salvaje» y folia «hoja». Internacionalmente se conoce como creole avocado.²​

Características

Su hábitat natural son los bosques de conífera que se encuentra en las tierras altas de Mesoamérica, concretamente en altitudes superiores a los 1000 msnm del Eje Neovolcánico mexicano, en climas que varían del húmedo cálido al semiárido. El árbol puede alcanzar los 15 m. Las quilaguacates, es decir, las hojas del aguacate, son de color verde oscuro y muy aromáticas. De cada racimo terminal surgen de 3 a 6 frutos, los cuales son de 4 a 12 cm de longitud, de forma ovoide o ligeramente piriforme.³​

Se caracteriza por un exocarpio (piel exterior) muy fino respecto a otras variedades de aguacate, y también de color café verdoso de oscuro intenso.

Uso culinario

Tiene un sabor un tanto anisado y una textura cremosa, por lo que es recomendable para tacos, ensaladas o guarniciones.¹​ La pulpa del aguacate criollo es idónea para la elaboración de alimentos untables, como el guacamole. También se usa para extraer aceite, que se usan en la industria cosmética.⁴

https://es.wikipedia.org/wiki/Aguacate_criollo